En 2gv llevamos años implicados con la arquitectura de alta calidad, sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Por ello este artículo quiere ser una introducción a la filosofía del estándar Passivhaus. Decimos que un edificio se puede considerar Passivhaus cuando es posible aportar la energía necesaria para calentar o enfriar el ambiente solo a través de la ventilación de confort mínima necesaria para garantizar una buena calidad del aire interior, para ello establece que se debe renovar una tercera parte del volumen de aire total en una hora. Para hacernos una idea del ínfimo consumo que supone calefactar los espacios diseñados Passivhaus se puede afirmar que sería suficiente el uso de un secador de pelo para toda la vivienda. Además, la certificación Passivhaus ofrece al usuario un producto de muy alta calificación energética y que garantiza unas demandas muy por debajo de los parámetros establecidos en la normativa española.
Los parámetros exigidos para la certificación Passivhaus son: para una demanda de energía para calefacción ≤ 15 kwh/m2 año debe tener una carga de calefacción ≤ 10 w/m2. Para una demanda de energía para refrigeración ≤ 15 kwh/m2 año debe tener una carga de refrigeración ≤ 10 w/m2. El consumo total de energía primaria (energía de fuente no renovable) ha de ser ≤ 120 kwh/m2·año. Y la estanqueidad al aire ≤ 0,6 ren/h.
Con esta definición tenemos un protocolo válido a nivel internacional tanto para un clima frío, como puede ser Noruega, como para una ciudad tan calurosa como Sevilla. Este estándar se distingue del resto de estándares porque es capaz de definir una metodología que no depende del clima de cada lugar.
¿Cómo se consigue una edificación tan eficiente energéticamente?
Este estándar Passivhaus no supone el uso de un tipo de producto, material o estilo arquitectónico específicos sino la optimización de los recursos existentes a través de técnicas pasivas, por ejemplo la configuración de un edificio con un buen factor de forma que reduzca la superficie en contacto con el exterior para disminuir las necesidades de climatización, una orientación correcta de las ventanas para aprovechar el calor del sol cuando están cerradas y la ventilación natural al abrirlas o poner protecciones solares que impidan un sobrecalentamiento en verano…
Los cinco principios básicos Passivhaus son:
Para concluir podemos afirmar que, aunque la normativa de edificación actual ya es muy exigente y las viviendas están suficientemente aisladas, hay dos cuestiones que marcan radicalmente la diferencia entre la actual normativa y el estándar Passivhaus: el Código Técnico de la Edificación no tiene en cuenta la estanqueidad del edificio, clave para evitar filtraciones y en consecuencias cuantiosas pérdidas energéticas. Además, el tema de la renovación del aire tampoco está muy bien tratado obligando a unas ventilaciones excesivas que comportan un desequilibrio energético. Ambos aspectos son fundamentales para la eficiencia y el confort interior y creemos que con el tiempo la normativa española actual tenderá a igualarse a los parámetros definidos en el estándar Passivhaus.
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“Hacemos relativamente sencillo lo extremadamente complejo”